la intermitencia del deseo

Como si fueran unas  olas que llegan a la playa
de a cachitos
mencionás  la intermitencia del deseo.
No es una línea recta,  y yo para explicármelo
pienso que pasa como cuando se corta la luz:
ahora hay luz
ahora no.

Cuando viene, todo funciona,
soy una niña del conurbano.
Me faltaría salir a gritar a la vereda
con los otros pibes de la cuadra
¡vino la luz,  vino la luz!
Tanta la alegría por lo que para los grandes es, en todo caso,
fin del fastidio.
La heladera, la radio,la iluminación
en la casa las cosas ronronean otra vez.
Y yo recibo esas pedradas de tu deseo en el lomo
lapidás mi cuerpo, que queda dolorido y saciado.

A continuación, en otro segundo, ya no hay luz
vos, paralítico como un niño que juega a la mancha venenosa
me hacés un mudito, un muerto.

El que avisa no traiciona
es tu argumento de señor racional
pero en el proceso quedo sangrando.
No te paso otra factura que estos versos.
Lamo estos moretones que quedan del juego
del momento en que hay luz
agradezco estas pulsaciones que me laten en todo el cuerpo.

Cuando quedo a oscuras
no hay nada más, solo yo en la tiniebla
pensando donde carajo dejé las velas.

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