aleph personal de fin de año

Hoy por hoy
todos mis orgasmos tienen tu nombre.
Todas las piezas de rompecabezas
arman mi imagen, con mis piecitos de nena
marcando la ondeada arena negra de la costanera sur
en el río, un día de verano, hace mucho tiempo.
Las infinitas comidas se resumirían
en una papa pisada con mayonesa de frasco,
así como el olor de la guayaba
resume Colombia;
o tal vez
un sanguche con unicamente tomate, oregano
un hilo de aceite, con pan sin corteza
que aplastaba sentandome arriba
repasador mediante.

Vamos ahora por el rosa anaranjado de una tarde,
visto desde el parabrisas de nuestro auto
en la ruta dos, mientras yo cantaba
las partes que me sabía de alguna canción.

Las mañanas que me levanto sin necesidad
y me siento en el fondo esperando que el día ruede,
algún cine de barrio, allá por los doce
y al ladito,
los libros que quería tener
cuando no podía tener sino deseos.
Una foto vista mil años despues
donde me vi muy linda
La tarde esa que peleó Monzón
y yo fui a tu casa, Jorge, con los minishort
tejidos en lana azul y un tapado
que alguien, tal vez Elda, tejió en una knitax
y me sentí una diosa
-tenía quince años-
El gesto que nunca me vi en un espejo
pero que los otros conocen: revolverme el pelo
cuando no son las once de la noche y tengo sueño.
Los nenes riendose en la pieza
(los mios digo, mis nenes)
y tantos viajes en colectivo, en tren
tanto escuchar el estupor ajeno
para ganarme la vida
tanto.
todo se da cita en esta ultima día hábil del
año del señor 2018
todo ata un nudo y me sostiene.

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