rOSARIO

Nosotras, las señoras
enumeramos árboles
el olor dulzón de los tilos
los jacarandaes que decoran el pasto del color de la violeta
las largas y tristes bayas colgantes de esos, que no eran algarrobos;
aquel, en el medio, el que tenia guirnaldas
y briznas con flores amarillas

Te pregunto por las castañas
porque me gustan lo exótico y los viajes
y busco con calentura el río marrón.
En el cielo de la orilla
abajo de la barranca
se atolondran las golondrinas,
como pequeños murciélagos
de alas pegadas, molestando
en este remedo  húmedo del sopor del verano

Buscábamos sombra y asiento
hablamos de la escritura y sus desvaríos
esperamos que el reloj cumpla nuestra agenda.

Rosario se despereza en esta siesta interminable
donde se habla de este asunto delicado
de estar vivas.

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