camposanto

Estos de ahora,
los que nos siguen,
no conocerán cementerios

Los muertos nos volatilizaremos
mezclados con  cenizas de otros
y los que nos llevan en incomodas urnas
sospecharan el equivoco y se alzaran de hombros

Polvo serás, que importa
que no sean tus huesos.
Lo que amaban, quedó en las palabras
que pudiste dejar.

Y en slow motion me veo yo niña
estoy corriendo entre las tumbas de Avellaneda
alegre como la niña que fui, vestida de paseo,
leyendo las lapidas como ahora leo versos,
tratando de desentrañar
porque ese "querido hermano"
"madre afectuosa" "te fuiste tan temprano"

Recuerdo especialmente
las cosas mas bizarras
la tumba con forma de casita
que alguien no llegó a estrenar,
y globos de vidrio que adentro
guardaban osos de felpa y chupetes.

Me gustaba correr por las arboladas calles
del cementerio de Avellaneda
sin sentir que la muerte era cosa mía
Cambiar las flores
vaciar los floreros en aquellas enormes piletas
Y  el gesto tierno de mi madre
acomodando las placas
sacando la tierra, inutilmente, de la parte superior
de la tumba de sus queridos

El final del rito era darle un beso a esos daguerrotipos
de mi abuela y mi tio
y decir un padre nuestro
a esos suicidas
que no me vieron crecer.

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