pedidos de fin de año a Walt Whitman

Dale, viejo Walt Whitman
me justifico en  tus largas odas
para que pedir que mañana
que empieza el año
se me transmute
la mierda en oro
y acabemos  con la opereta vacua
de no haber satisfecho expectativas
de no aprobar examenes de buena presencia

Vos me has invitado, con tus palabras de viejo loco
a andar en volandas en la tierra mía
y apropiarme  de lo que me he ganado
a fuerza de ser, a veces, buena mina

Por mi garganta, fresco y rojo
brindaré con un vino  cantarin
como un mar embravecido
 que sin embargo  acuna
-el agua limpia el alma
y todos sabemos que el vino
 te saca la alegria, un poco, para afuera-
y dejare de esperar
a las doce exactas de la noche
la gracia de los mezquinos
la puesta en valor de los idiotas
la elección de los que no me eligen
cosas que son o deberían ser
carilinas con destino de bolsa de residuos

y tomar todo lo mio
y abrazarlo con fuerza:

una vive esperando aprobaciones
sabiendo que esa hipoteca no se levanta mas
porque los deudores  desconocen la deuda
o tal vez han prescripto
los plazos de rigor que marca la ley

Y al final
sobre los restos del festin de la ultima noche del año
las copas de champagne vacias
entender que sobre los cascotes de demolicion
que son la propia vida
tengo que hacer de mi
un albañil paraguayo
improvisado
exacto
arquitecto sin estudios de mi propia existencia
 y armar una casa en alto
para que no se me atragante la malasangre
y el aire que entra y salga
ventilandome la cabeza.

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