poema ruso

Poema ruso

a Andreika me halagó diciendo que parecía traducido del ruso
por un exiliado argentino que trabaja en negro en una editorial española.

Vagabunda,
hechada a perder
desaliñada
pendón,
no duerme.
Aparece él -no es hora de que esté allí,
no es hora para nadie
y ella le pide.
Él la reprende como a una cría,
con una orden seca,
de mandadero encumbrado,
de capataz de estancia que fue jornalero  y se olvidó,
definitivamente como un padre severo y ocupado en negocios                        
harto de ser interrumpido.
Se la saca de encima
se sacude fastidiado
no tiene calderilla para tirarle
y no es cuestión de sacar un billete de dos mangos.
Las cinco de la mañana
no es una buena hora.
¡Lo es para obreros , pero las fábricas que ya  existen!
¡Lo es para coperas que vuelven del trabajo a acunar a sus hijos!
¡Sólo para los enfermeros que finalizan su guardia
 y agradecen que nadie murió esa noche!
Entonces ella, desaliñada perdida pendón
 se vuelve  a su montoncito de ropa de cama
caliente aún,
se tapa,
murmura algo para sí
y se duerme.

¡Es que nieva tanto en Kiev!
Avergonzada, acalla su corazón de pordiosera
y se consuela pensando

que nadie murió esa noche. 

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