Estirpe

Estirpe



Le pedí a mamá que me diera
la libreta de inmigrante de la abuela Herminia;
que se vino de Galicia  en barco
para trabajar de sirvienta.
Azul, tapa dura,
Una dirección escrita en lápiz
Me dió una ilusión rara que fuera su letra
Y lo escrito un salvoconducto
por si se perdía en la  Buenos Aires de los años treinta

Al final la abuela se cagó suicidando con barbitúricos
después de un par de shock eléctricos
que la deben haber dejado bastante tolola.
Y que fueron indicados por el médico
para ver si se le ordenaba la tristeza.

Cultivaba gladiolos para vender, claveles,
en un tiempo en que se usaba
ir de visita al camposanto.

Mi mamá no se sonríe nunca
ni queriendo. Jamás le hice una confidencia
hasta aquí,  una estirpe de mujeres
de las que heredé estrategias para la alegría
La daga de la angustia
me  tornasola el cogote cada tanto
Y disimulo

Digamos todo: por parte de padre,
me vino un apellido alentador
que parece facilitar el asunto éste de la felicidad
No sé si porto encima el estigma incandescente
de quienes no supieron permitirse la risa gratis porque sí

Lo dejo sujeto al juicio inapelable
de tu mirada.

En todo caso, de la saga de esas mujeres severas
mi alegría nace huérfana y se cría a los ponchazos
guacha de permisos para ser

sin sentir culpa. 

Comentarios

Entradas populares