directora de escuela.

Directora de Escuela
Pensé  muchas veces
si habrá sido en balde
dieciséis  años de ser la directora de la escuela
 ir, cada noche
aún sabiendo que no me daba el psique du rol
Me tocó en suerte para llenar la mesa,
en la tómbola de la vida
y al final terminé siendo eso,
a despecho de mis muchas y variadas convicciones.
Ser directora fue
convivir con una bacteria invasiva
que no te mata, ni te hace florecer.
Seré docente para siempre:
 ¿Acaso no me jubilé de eso?
¿Qué de mi estela quedó vibrando en ese mar?
Más vale (me consuelo)
cómo no dejar despojos de si
cómo irse sin manchar de mis humores el lugar
cómo no estar sin haber permanecido previamente
Qué se dice de mí cuando alguien me nombra
¡He firmado tantos papeles
 con el sello que perdí siete veces!
Me inventé una manera de organizar el caos
 a la manera de una diosa pancha.
¿Era yo esa? ¿Qué de mí se invoca
 en cada juntada de egresados, yo volveré,
la memoria de la gorda que hacía no sé qué cosa
disciplinando horarios, siendo la reina madre.
Imposible  imaginarme en la mirada de miles de pupilas ajenas
Transito invisible en relatos de otros
 como si caminara por una atracción de kermese
con una capa de mago.

Quién habrá sido  esa que fui
Mil seiscientos certificados de secundaria.
Mil seiscientas casas tienen un papel amarillo, importante
valorado, con una firma que dice mi nombre

Me sume esa vaga sensación borgeana
sobre lo fútil de la existencia.  

Y esto otro:
Apresada en tu prisa
se me quedó a medio camino la gracia.
En el tintero
la gana de apalabrarte
muchísimo más
que esos comentarios de pasillo
que tuvimos
Hubiera preferido, ay, llegar a lo hondo,
donde el  hueso pone tope al cuchillo
donde duele
donde es verdad y no hay charla de cortesía.

Me quedó pendiente
de hacerte texto el convite.
Se hizo lo posible
pero se hizo,
No hay queja
Pero el corazón siempre  te pide más
una tripa que sabe tener tiempos largos
como las siembras
y las cosechas
como la luna que va achicando y agrandándose
en las noches del patio
y nos reclama paciencia u olvido.

El corazón no se deja engañar así nomas
no parece saber cuál es el lugar que le corresponde
como un pariente pobre que se te aparece sin ser invitado
muy rústico
y nos da vergüenza, el muy impresentable.
Así,  los sentimientos.

El cuerpo, en cambio
este rejunte de agua con el tocho de terminaciones nerviosas
tocás un botón y salta.
tocás un enchufe y te quedás pegado
Por eso escribo poemas
para no dejar  guachas de palabras
las cosas que se estrellan en mi vida

Para hacer justicia a los hechos que se suceden

mientras hago  el intento de ser feliz.

Comentarios

  1. Me ha gustado mucho leerte
    He saboreado cada una de tus palabras
    Un saludo para vos desde Miami

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