el dinero puede comprar


Agarré un libro
Tiene adentro un señalador
y tu firma de entonces
en la hoja de cortesía
(eras menos sofisticada, se ve a la legua).
mas una fecha que no  dice nada
de otro año sin sucesos.
Un número de teléfono sin cuatro,
una marca  marrón donde no está
la etiqueta dorada que solían poner las librerías.

El señalador indica
que algo se detuvo
en esa página.
Barajás las hojas y  al azar,
como si te lo hubiera pedido una adivina,
elegís con el dedo un texto
esperando te explique cómo salir de esta mierda.

Pero no es una biblia
y vos, gorda, no sos creyente
 y solo encontraste
 una familia aterrada
en un inmenso hotel cercado por la nieve
 con un alucinado que ríe,
 que ahora y para siempre
 tendrá la cara del Guasón.

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