pequeñas celebraciones

Pequeñas celebraciones.

Mi cuerpo
la porquería que late adentro
este musculo bajo las tetas
y que en el momento menos pensado
me dejará de garpe.

La vida,
agua gelatina que nos tiene en pie
el hierro que pone roja la sangre
y circula presta
los mocos y las babas,
y en esa mixtura
yo.

Esta que soy,
la parlante
que busca amor, reconocimiento, mano en el lomo.
La que ves acá, no otra.
La del cuerpo.
¿No es acaso extraordinario
que de mis cavidades
haya salido vida,
que la piel me huela a frutos rojos
y que cuando los azares
combinan determinados flujogramas de circulación
y  mi piel se encuentra con otra
se construyan
pequeñas celebraciones?
¿No es increíble la multiplicidad de botellas tiradas a la mar
Cruzando todo el tiempo
Congestionando la vida en citas fortuitas,
 randomizadas por una improbable matrix,
nos encontremos?

Y este lujo de los humanos, el sexo
Lisérgico que exista el beso
la caricia
el abrazo, la copula
todas cosas inservibles
la perpetuación de la especie
que ya no me incumbe

La vida o sea:
el jugo de las naranjas
los mazos de cartas
el trabajo honrado, las mancias
los poemas y los cuentos, en los libros acumulados,
la plenitud, la muerte,
los atardeceres cuando el sol es dorado
como pasa siempre
en la playa que está cerca del Parque Rodó
el nervio ciático
el café que tomamos juntos en la cama
los hijos míos
el olor de la pizza en el horno
el crujir de las sabanas limpias
el ruido del mar

El Hacedor debe haber estado muy loco o drogado
para inventar tamaño puto universo
pretencioso y mas lleno de gracia y esplendor
que una corona de emperatriz

Cuando lo pienso un poco
me quedo perpleja, confundida.
No puede ser que exista ésta vida así como es.

Demasiada maravilla para ser cierta.


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