Arrabal

Ya noche y por la avenida
el colectivo se aleja de la estación del tren
y me lleva encima,
mientras el arrabal me engulle
con crudeza de caníbal.
Vamos para el fondo
dejando a mis espaldas
los almacenes y panaderías
definitivamente cerrados,
acompañados del recuerdo
de sus dependientes muertos
Miro por la ventanilla
y para no marearme de Tiempo
me agarro fuerte con los ojos
de las casas que conozco
y las historias de sus ocupantes
Al bajar,
el colectivo me escupe
a la quietud de mi calle.
Solo se me cruza de vereda
la luna de los arrabales
que, colgando del cielo.
deja mal parado al alumbrado publico
Camino mis dos cuadras
pensando en este barrio
de ropa sacudiéndose en terrazas
de mujeres que no trabajaron
afuera nunca
Intuyo a los vecinos mirando televisión
detrás de las persianas y las rejas
comiendo milanesas fritas
hablando del colesterol que no baja
y se recuerdo vagamente
el estampado de un lejanísimo hule con frutera
Mi suburbio es antiguo
cree que cambia
en cada buena
para que yo piense
que las cosas son efímeras,
pero es en vano.
Aquí las veredas saben mi nombre y mi estirpe
cobijan mis pasos
y me cuidan
para que llegue a la casa salva.
Imposible perderse en este laberinto
del cual soy el animal que asecha,
que no tiene ni tendrá paz




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